Nacido en una familia campesina pobre, San Cristóbal Magallanes pasó su niñez pastoreando ovejas en las colinas en el estado de Jalisco en México. Después de entrar en el seminario a la edad de 19 años, fue ordenado sacerdote diocesano en 1899 (en Guadalajara) y durante veinte años sirvió a los feligreses de su parroquia en Totatiche. Siempre queriendo construir una vida mejor para su pueblo, construyó talleres de carpintería y estableció una escuela nocturna para los feligreses. Incluso ayudó a diseñar y construir una planta de energía hidroeléctrica para llevar electricidad a las aldeas pobres. En la década de 1920, el gobierno del presidente de México, Plutarco Elías Calles, trató de eliminar el poder y la influencia de la Iglesia Católica en México al aprobar muchas leyes anti-católicas. Cuando se cerró el seminario de Guadalajara, el P. Magallanes creó un seminario clandestino (secreto) en casas particulares. En su camino a celebrar la misa en una granja el 21 de mayo de 1927, el P. Magallanes fue capturado. Antes de ser ejecutado sin juicio, regaló sus pocas posesiones restantes a sus verdugos, les dio la absolución, y oraba a Dios "que mi sangre sirva para unir a mis hermanos mexicanos." Y así fue, puesto que la Guerra Cristera pronto fue declarada como una contra-revolución contra el régimen de Calles y con el tiempo la Iglesia se fortaleció. Cristóbal Magallanes fue canonizado por el Papa San Juan Pablo II en el año 2000 - - - el P. Jim
En todas las épocas, la Iglesia es bendecida al experimentar algún movimiento de reforma, un movimiento de energía y de un nuevo nacimiento, nacer del Espíritu. La versión americana de la renovación carismática católica comenzó en la Universidad de Duquesne en 1967 cuando un grupo de ex alumnos laicos oraron juntos y reportaron un "poderoso movimiento del Espíritu" a diferencia de lo que habían sentido antes. Hoy en día el movimiento es una fuerza dinámica entre los Católicos hispanos, y yo estuve encantado de encontrar una presencia carismática activa en las dos iglesias que ahora sirvo! A partir de la época de Pentecostés y continuando con la Confirmación de cada uno de nosotros, el Espíritu Santo continúa otorgando dones y gracias sobre nosotros mientras nos "revela" a Cristo (CIC 687). Algunos incluso reciben el don de lenguas, de la interpretación y de la curación. La oración carismática y espontánea es un hermoso complemento de la oración estructurada de la liturgia. Experimentamos la presencia de Dios de manera diferente en cada oración, pero sin duda es el mismo Dios. A menudo se dice que debemos actuar como si todo dependiera de nosotros y orar como si todo dependiera de Dios (1 Thes.5: 16-19). Cuando levantamos nuestros brazos en oración al Espíritu Santo, estamos dando todo a Dios en un comunicado orante de nuestro espíritu. ¡Qué alegría entonces puede ser nuestra! - - - Padre Jim
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Fr. James ChamberlainPastor of Saint Catherine of Siena Catholic Church Archives
September 2015
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